Estimadas/os, con el afán de motivar la sentada de los alumnos/as de SomatoSofía, pues es de las cosas que más cuesta, escribo estas líneas. Espero que a alguna/o de ustedes le sea útil.
Para aprender a cocinar hay que cocinar. Para aprender a meditar hay que meditar. Se requiere un poco de disciplina, y a veces un montón.
No se sientan mal si tienen resistencia a sentarse, pues no están solas/os, es lo más común.
Hay días que me da pereza meditar, y hay días que lo ansío con todas mis ganas.
Pero sea como sea, sentarme me conecta con lo que es importante para mí. Y me sintoniza con eso para lo que queda del día.
Nada muy místico, no agrandemos las palabras, es sencillo. Hay mucho ruido adentro mío, y ese ruido no sólo me gobierna, sino que muchas veces ni siquiera me doy cuenta que está.
¿Cómo voy a querer sentarme a meditar con tanto ruido adentro? A quien se le ocurre tal cosa.
Una cosa que ha ido creciendo con la práctica, es que sea que haya entrado a meditar con resistencia o con anhelo, cada vez salgo más agradecido de haberme dado el tiempo para meditar.
Y eso que durante la meditación a veces todo es muy lindo y a veces terrible. Pero después, el ruido que hay adentro, está identificado, reconocido.
Y emerge lo que De Torrijos llama la mente silenciosa, entre las aguas turbulentas de la mente bulliciosa. Y va revelándose lo que es importante para uno, y lo que está más cerca del corazón.
Comentar estas cosas implica el riesgo de generar expectativa, de que nos sentemos a meditar a buscar eso, lo que es contraproducente. Y además palabras abstractas como silencio, pueden ser un poco irritantes porque no es algo que se pueda experimentar en forma voluntaria, y entonces suena raro. Puede sonar a ciencia ficción.
Opté por correr tales riesgos, con el propósito de motivar la sentada en todo/as nosotros/as.
Entonces, qué hacer. Bueno, para empezar, simplemente sentarse a meditar, y experimentar la sentada, así como viene nomás, descalza.
Como salga está bien. Y después si hay dudas, se pregunta, y así se van aclarando las cosas.
Nada nuevo che, hay que practicar.
Eduardo